Los jóvenes profesionales forman una parte integral de Interbrand pues su entusiasmo y su perspectiva más fresca aportan un valor esclarecedor a nuestro equipo. Personalmente, me permiten tomar el pulso de su generación y obtener insights de primera mano que complementan la investigación y los estudios sobre sus hábitos de consumo.
Como la Generación Z (aquellos nacidos entre 1994 y 2010) percibe las marcas hoy en día, por que todos y cada uno de nosotros estamos rodeados de marcas, pensamos en ellas y tenemos nuestra opinión, aunque sea inconscientemente, las generaciones desarrollamos diferentes relaciones con las marcas según la educación y el medio ambiente que nos rodea.
Las personas más mayores a la generación Z están ahora iniciando la veintena, lo que quiere decir que la mayoría de ellos no han iniciado todavía con una carrera profesional. Sin embargo, la definición de “carrera profesional” está evolucionando rápidamente a medida que muchos jóvenes empiezan a adoptar una mente más emprendedora y buscamos convertir hobbies en carreras o levantar negocios propios. Al contrario que en un trabajo normal, donde se es simplemente un empleado, este espíritu más emprendedor conlleva pensar en otros factores más allá del sueldo. Generalmente, el deseo es el de crear algo que ayude a construir un mundo mejor, más limpio y saludable. Significa levantar una compañía responsable social, medioambiental y económicamente. Obviamente, esto depende enormemente de los valores morales de cada individuo, pero también es cierto que es un valor que subyace de forma transversal en esa generación. La mayoría son conscientes de los problemas que enfrenta el mundo por culpa de prácticas poco éticas por parte de las empresas y estan dispuestos a sacrificar por el cambio. Esto tiene un gran impacto en qué marcas que favorecemos sobre otras.
Esta generación destaca por algo frente a las anteriores es por haber nacido en la era tecnológica. La innovación constante es lo único que conocen. Es la primera generación de nativos digitales. Por esta razón, muchas de las marcas tildadas de cool por esta generación son tecnológicas por naturaleza. Por ejemplo, algunas son famosas por su software, como Spotify, Netflix y Google, y otras lo son por fabricar hardware, como Apple. No es ninguna novedad que muchas empresas y marcas luchan por mantener las expectativas de las generaciones más jóvenes, especialmente la Z; no es raro encontrarse con niños de cinco años manejando smartphones o tabletas como si tuvieran habilidades tecnológicas innatas. Esta tendencia se incrementa entre la gente nacida tras la invención del iPhone.
Es bueno recordar que los cambios generacionales no solo afectan a las personas, también a las marcas y su mercado.